LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA INFANCIA.
Un hábito es un mecanismo estable que crea habilidades, es flexible y puede ser utilizado en situaciones de la vida cotidiana. El proceso de formación de hábitos en los niños y niñas se basa en la construcción de rutinas definidas por los adultos en cuanto a tiempos, lugares, métodos y actitudes. Estas rutinas corresponden a actividades que las personas realizan en la vida diaria y pueden repercutir de manera favorable o desfavorable en su estado de salud, nutrición y bienestar en general.
Las prácticas de higiene bucal como el cepillado de dientes y las de higiene personal como el baño o ducha diaria y lavado de las manos son ejemplos de hábitos saludables. La promoción, la formación y la consolidación de los hábitos alimentarios y estilos de vida saludables contribuyen a prevenir la aparición de enfermedades y trastornos.
La formación de hábitos es un proceso interactivo que involucra a padres de familia, profesores y de los pequeños. Es más fácil consolidar los hábitos saludables de manera temprana, antes de que los niños y niñas adquieran comportamientos negativos, que tratar de cambiar los malos hábitos en la edad adulta.
Para que los niños y niñas experimenten circunstancias que les permitan avanzar en la consolidación de hábitos saludables se sugiere motivarles y tratar de comunicarse en su lenguaje. Es importante sensibilizarlos en cuanto a la importancia de adquirir estos hábitos. Una buena comunicación con los niños nos permitirá detectar y corregir vicios oportunamente.
Los lugares destinados a la alimentación, como son los comedores de la casa, las escuelas y los restaurantes, deben ofrecer condiciones que garanticen a los niños experiencias gratificantes y seguras bajo la supervisión continua de un adulto. Es deseable que los niños, de manera organizada y supervisada, colaboren en la preparación de las comidas y compartan la hora de la comida con los adultos para darles la oportunidad de socializar y comunicar sus vivencias de cada día. En la preparación de las comidas es aconsejable variar las texturas, sabores, temperaturas y colores. Acondiciona un espacio específico para comer que disponga de utensilios adecuados. Asegúrate de que haya un recipiente para desperdicios y trata de que los pequeños ayuden a poner la mesa y a limpiarla después de comer.
Los hábitos alimentarios son la expresión de las creencias y tradiciones de las sociedades y están influidos por el medio geográfico y la disponibilidad alimentaria. Los hábitos alimentarios son influenciados también por la publicidad ejercida por las empresas productoras y distribuidoras de alimentos.
Actualmente los hábitos alimentarios de nuestro mundo occidental se caracterizan, cuantitativamente, por un consumo de alimentos superior, en términos generales, a las ingestas recomendadas en cuanto a energía y nutrimentos y, cualitativamente, por un tipo de dieta demasiado rica en proteínas y grasas de origen animal que incrementa la probabilidad de generar problemas como por ejemplo de obesidad o de niveles elevados ácido úrico.
La alimentación es una necesidad fisiológica y tiene una importante dimensión social y cultural. Comer está vinculado por un lado a saciar el hambre para vivir y por otro al buen gusto. La combinación de ambos factores puede llegar a generar placer. En el acto de comer entran en juego todos los sentidos.
En prácticamente un siglo hemos pasado de una economía de autoconsumo a una economía de mercado donde muchas veces la mujer trabaja fuera del hogar. Afortunadamente existe una gran preocupación por la salud y se reconoce que la alimentación adecuada es un instrumento de protección de la salud y prevención de enfermedades, sin embargo existe una tendencia natural entre la población joven a no considerar como factor de riesgo para su salud una alimentación inadecuada basada en alimentos chatarra y desórdenes en los horarios.
A partir de la educación nutrimental pretendemos mejorar nuestra salud mediante la búsqueda de una alimentación correcta y el impulso de estilos de vida que incluyan cantidades razonables de ejercicio físico.
La familia y la comunidad en general (servicios de salud, profesionales, industria alimentaria y otros servicios como los comedores de las distintas instituciones) deben reforzar los mensajes positivos tratando de que los alimentos saludables estén disponibles de forma atractiva y a precios razonables.
En definitiva, la participación de los papás, profesores, nutriólogos y encargados de las industrias alimentarias es clave para conseguir cambios permanentes y positivos en relación a la alimentación y la nutrición.
Insisto, las primeras etapas de la vida del pequeño, especialmente en el preescolar, serán el momento ideal para fomentar hábitos alimentarios saludables y evitar los trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y bulimia nerviosa y también la obesidad.
Para lograrlo listo a continuación algunas recomendaciones:
èFija un lugar y una hora para cada comida
èCrea un ambiente agradable
èEvita recurrir a chantajes para lograr que terminen la comida o que acepten determinados platos. Utiliza otras estrategias como nuevas recetas o preparaciones más atractivas
èNo los acostumbres a gratificarse con alimentos
èNo lo obligues a comer. Recuerda que sus preferencias, van cambiando con el tiempo y que tendrán días de gran apetito y días de inapetencia. No debes preocuparte, es completamente normal.
èTrata de respetar, siempre dentro de una alimentación adecuada, su capacidad para determinar cuándo está satisfecho. Los niños y niñas que son forzados a comer están más propensos a desarrollar trastornos alimentarios en el futuro.
èRecuerda que los pequeños aprenden principalmente por imitación. Por este motivo es fundamental que los adultos que los rodean practiquen hábitos alimentarios saludables. Si tu alimentación es variada y equilibrada, seguramente la de tu hijo también lo será
Recuerda que hoy está en nuestras manos la salud del mañana de nuestros hijos!
Un abrazo, tu amiga nutrióloga Carmen Serdán ([email protected]).
Un hábito es un mecanismo estable que crea habilidades, es flexible y puede ser utilizado en situaciones de la vida cotidiana. El proceso de formación de hábitos en los niños y niñas se basa en la construcción de rutinas definidas por los adultos en cuanto a tiempos, lugares, métodos y actitudes. Estas rutinas corresponden a actividades que las personas realizan en la vida diaria y pueden repercutir de manera favorable o desfavorable en su estado de salud, nutrición y bienestar en general.
Las prácticas de higiene bucal como el cepillado de dientes y las de higiene personal como el baño o ducha diaria y lavado de las manos son ejemplos de hábitos saludables. La promoción, la formación y la consolidación de los hábitos alimentarios y estilos de vida saludables contribuyen a prevenir la aparición de enfermedades y trastornos.
La formación de hábitos es un proceso interactivo que involucra a padres de familia, profesores y de los pequeños. Es más fácil consolidar los hábitos saludables de manera temprana, antes de que los niños y niñas adquieran comportamientos negativos, que tratar de cambiar los malos hábitos en la edad adulta.
Para que los niños y niñas experimenten circunstancias que les permitan avanzar en la consolidación de hábitos saludables se sugiere motivarles y tratar de comunicarse en su lenguaje. Es importante sensibilizarlos en cuanto a la importancia de adquirir estos hábitos. Una buena comunicación con los niños nos permitirá detectar y corregir vicios oportunamente.
Los lugares destinados a la alimentación, como son los comedores de la casa, las escuelas y los restaurantes, deben ofrecer condiciones que garanticen a los niños experiencias gratificantes y seguras bajo la supervisión continua de un adulto. Es deseable que los niños, de manera organizada y supervisada, colaboren en la preparación de las comidas y compartan la hora de la comida con los adultos para darles la oportunidad de socializar y comunicar sus vivencias de cada día. En la preparación de las comidas es aconsejable variar las texturas, sabores, temperaturas y colores. Acondiciona un espacio específico para comer que disponga de utensilios adecuados. Asegúrate de que haya un recipiente para desperdicios y trata de que los pequeños ayuden a poner la mesa y a limpiarla después de comer.
Los hábitos alimentarios son la expresión de las creencias y tradiciones de las sociedades y están influidos por el medio geográfico y la disponibilidad alimentaria. Los hábitos alimentarios son influenciados también por la publicidad ejercida por las empresas productoras y distribuidoras de alimentos.
Actualmente los hábitos alimentarios de nuestro mundo occidental se caracterizan, cuantitativamente, por un consumo de alimentos superior, en términos generales, a las ingestas recomendadas en cuanto a energía y nutrimentos y, cualitativamente, por un tipo de dieta demasiado rica en proteínas y grasas de origen animal que incrementa la probabilidad de generar problemas como por ejemplo de obesidad o de niveles elevados ácido úrico.
La alimentación es una necesidad fisiológica y tiene una importante dimensión social y cultural. Comer está vinculado por un lado a saciar el hambre para vivir y por otro al buen gusto. La combinación de ambos factores puede llegar a generar placer. En el acto de comer entran en juego todos los sentidos.
En prácticamente un siglo hemos pasado de una economía de autoconsumo a una economía de mercado donde muchas veces la mujer trabaja fuera del hogar. Afortunadamente existe una gran preocupación por la salud y se reconoce que la alimentación adecuada es un instrumento de protección de la salud y prevención de enfermedades, sin embargo existe una tendencia natural entre la población joven a no considerar como factor de riesgo para su salud una alimentación inadecuada basada en alimentos chatarra y desórdenes en los horarios.
A partir de la educación nutrimental pretendemos mejorar nuestra salud mediante la búsqueda de una alimentación correcta y el impulso de estilos de vida que incluyan cantidades razonables de ejercicio físico.
La familia y la comunidad en general (servicios de salud, profesionales, industria alimentaria y otros servicios como los comedores de las distintas instituciones) deben reforzar los mensajes positivos tratando de que los alimentos saludables estén disponibles de forma atractiva y a precios razonables.
En definitiva, la participación de los papás, profesores, nutriólogos y encargados de las industrias alimentarias es clave para conseguir cambios permanentes y positivos en relación a la alimentación y la nutrición.
Insisto, las primeras etapas de la vida del pequeño, especialmente en el preescolar, serán el momento ideal para fomentar hábitos alimentarios saludables y evitar los trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y bulimia nerviosa y también la obesidad.
Para lograrlo listo a continuación algunas recomendaciones:
èFija un lugar y una hora para cada comida
èCrea un ambiente agradable
èEvita recurrir a chantajes para lograr que terminen la comida o que acepten determinados platos. Utiliza otras estrategias como nuevas recetas o preparaciones más atractivas
èNo los acostumbres a gratificarse con alimentos
èNo lo obligues a comer. Recuerda que sus preferencias, van cambiando con el tiempo y que tendrán días de gran apetito y días de inapetencia. No debes preocuparte, es completamente normal.
èTrata de respetar, siempre dentro de una alimentación adecuada, su capacidad para determinar cuándo está satisfecho. Los niños y niñas que son forzados a comer están más propensos a desarrollar trastornos alimentarios en el futuro.
èRecuerda que los pequeños aprenden principalmente por imitación. Por este motivo es fundamental que los adultos que los rodean practiquen hábitos alimentarios saludables. Si tu alimentación es variada y equilibrada, seguramente la de tu hijo también lo será
Recuerda que hoy está en nuestras manos la salud del mañana de nuestros hijos!
Un abrazo, tu amiga nutrióloga Carmen Serdán ([email protected]).